Sala, 21MAY2011
Las ideas van vagando en la mente, chocando como átomos, unas contra otras, en algún momento se golpean dos afines, no una sobre el jardín inexistente de nuestra ventana y el precio del dólar, sino un par de ideas afines. Llegaron dos, grandes como catedrales, que de seguro han sido abordadas, pero no por mí: La trampa de Raúl Castro de los diez (10) años en el gobierno, como tiempo máximo de gestión.
Cronológicamente, a ninguno de ellos, los “dirigentes” de Cuba, les ha de quedar, de vida, más de esos diez años que se han dado de plazo para gobernar como ñapa; una guarida de dinosaurios, que intenta con esa distracción enviar señales borrosas a la población, que se lean como que realmente están generando cambios, cuando todo seguirá exactamente igual. Pretender que “empezar a trabajar en el rejuvenecimiento de los puestos administrativos y partidistas del país”, sea un paso importante para Cuba, que no conoce de tales cambios, y que sus dirigentes, vencidos al fin por Cronos, con ello abren una válvula para evitar la explosión social, sigue siendo una trampa, triste y lamentable trampa, a la que ya están acostumbrados los comunistas caribeños.
La sombra del ejemplo chino está a la vista en el planteamiento de los Castro en el poder, la libertad que plantea no es la de elecciones libres y democráticas, sino la de comprometer a todos los “seguidores” a que tendrán, si mantienen el sistema, su cuota de poder en el futuro realmente inmediato de dos o tres generaciones. Pero sin la posibilidad de “la concentración de la propiedad”.
Se pasaron la vida desechando a las “generaciones de relevo”, mutilando liderazgos regionales, locales, incluso nacionales, con el único ánimo de monopolizar el poder, mantenerse en él y distribuirlo entre los ciegos adeptos, los pusilánimes románticos o los vividores de oficio que siempre se mimetizan para sobrevivir.
Raúl lo aclaró: “…se trata de una reactualización del modelo, pero de ninguna manera un cambio en el sistema socialista de la isla.” Están siendo derrotados por el tiempo, puestos como una reliquia de la miseria histórica y con todo y eso, aun planteando “cambios”, son incapaces de aceptar la gran estafa que ha significado el sistema socialista. Los manipuladores enarbolan el sistema de salud, el deporte, la “educación”, como grandes triunfos de ese gobierno cincuentenario. ¡Pero realmente son buenos en eso!, cuando pareciera que la isla se encontrara en una probeta, sus deportistas cuando más pueden escapan del país y la educación aunque llegando a todos, no da garantías de que lo que se enseñe, sea lo mejor, además del muy marcado sesgo ideológico, que –es cierto- está en todas las formas y propuestas educativas, pero en este caso muy particular, cómo conciliar la libertad con la opresión, el deseo de decidir de la mayoría con las tubas que no los dejan expresarse.
La triste propuesta lo único que parece avisar es que “los dirigentes” que ya han gobernado la isla por más de cincuenta (50) años, se preparar para esperar, en la tranquilidad del poder, a la muerte, pero garantizando que sus seguidores sigan manteniendo al pueblo cubano en la opresión en la que hoy se encuentran.