El libro de un hombre solo.

"...desde el momento en que las personas pierden su propia voz, se convierten en muñecos de trapo que no pueden escapar de la gran mano que los manipula."

sábado, 8 de enero de 2011

La rebelión de los náufragos


“Convoco a las fuerzas políticas, económicas, institucionales y sociales, a los medios de comunicación y a todos los venezolanos, a unirse alrededor del encargado de la Presidencia de la República que designe el Congreso para superar este momento aciago…
Quiera Dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse.”


Alocución del Presidente Carlos Andrés Pérez en cadena nacional (Mayo de 1993), en Mirtha Rivero. (2010). La rebelión de los náufragos. Caracas. ALFA.



En estos días he terminado de leer La rebelión de los náufragos. En la medida en que fui adentrándome en los capítulos que lo componen, fui también haciendo el ejercicio de ubicarme en ese momento, que viví con intensidad –por razones muy personales-. Tenía 24 años y era un “come candela”, era contestario, revoltoso, preocupado por la situación de mi país, no estaba obnubilado por la moda, ni por el disco o la canción del día, sino por cosas que incumben, tal vez, a los más adultos. Hoy –con diecisiete años adicionados- creo que esa ha de ser la aptitud de los jóvenes. No digo que sea un ejemplo a seguir, sino que, reafirmo que los jóvenes deben sentir a su país, sufrir ante lo que observan o creen que observan. Si no era un rehén de la moda, tal vez si lo era de la crisis política del país o de la política que sin mucho acierto lograba entender. Decir “era”, parece una declaración, parece una excusa o un mea culpa… sólo parece, porque esa aptitud no me abandona, aunque en ciertos días, siento una profunda ternura por el adolescente y el joven que fui.

Este libro de Mirtha Rivero llegó en el momento indicado para todas las partes involucradas. Jamás se podrá decir: “-fue una jalada monumental…”; o “rolo e´panegírico…”, nada de eso. No es complaciente con nadie, no deja bien parado a nadie, no tira la sardina para la braza de nadie. La mujer se lanzó una investigación limpia, sustentada, no sólo en entrevistas, sino en fuentes hemerográficas las más, y en fuentes primarias irrefutables, las menos.

Una de las situaciones que más me agradó de este libro, es el hecho de que frente al pasado inmediato, nos da la posibilidad de que nosotros mismos saquemos las cuentas, hagamos nuestro balance y miremos nuestro actual país y resolvamos nuestras calenteras pasadas y presentes.

Si me preguntaran con qué lecturas actuales combinar este libro, diría: El poder y el delirio de Enrique Krauze y La picardía del venezolano o el triunfo de Tío Conejo, de Axel Capriles.

Estas tres lecturas o nos sientan de culo o somos unos insensibles ante nuestra realidad como país.

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